En memoria de Hans Hoffmeister

Relato por Helmut Stehr

Hans Hoffmeister, Hansi como lo llamaban sus incontables amigos y amigas, nació en 1939, y cursó sus primeros años escolares en el Colegio Alemán de Viña del Mar. Después fue mi compañero de banco en el Colegio Alemán de Valparaíso, de donde egresamos juntos en 1957, el año en que el Colegio cumplió 100 años de existencia. Vivía junto a sus padres, su hermano mayor Peter – quien luego inició su carrera en la Escuela Naval –  y sus hermanas Inge y Erika en la Calle Pedro Montt en Recreo Alto, más tarde se mudaron al Cerro Concepción en Valparaíso.

Hansi tenía un carácter afable, siempre dispuesto a compartir sus experiencias, alegre y optimista, siempre conciliador, no confrontacional. Así, le resultaba fácil entablar relaciones con personas de diversos intereses y convicciones, lo que le permitió cultivar un extenso grupo de amigos con quienes compartir sus múltiples aficiones. Tengo buenos recuerdos de algunas excursiones en bicicleta en que pude participar, una vez pedaleamos con un grupo a Colliguay, otra vez al Ferienheim de Limache, donde con el curso del Colegio generalmente pasábamos una semana al año. Hacía verdaderos actos acrobáticos con su bicicleta. Ahí también pudimos admirar las grandes dotes musicales de Hans, sea con la armónica, la guitarra o en el piano: simplemente se sentaba al piano y comenzaban a brotar las más diversas melodías de su amplio repertorio, sin jamás recurrir a notas impresas. En el salón de actos del Colegio también solía amenizar fiestas haciendo gala de su sentido rítmico tocando la batería. Recuerdo que durante nuestro viaje de estudios a La Paz con el Dr. Müller fue el que con mayor gracia bailó la cueca. También formó parte de un grupo musical con Carlos Briede y otros llamado The Strangers, que incluso después del accidente de Hans,  en una ocasión actuó en el Festival de Viña del Mar.

También era un deportista talentoso y versátil; aparte de frecuentes excursiones, principalmente a destinos de la cordillera de la costa, era un eximio gimnasta sobresaliendo en salto, suelo y en aparatos. Del pequeño grupo de gimnastas que entrenábamos con Kurt Schmidt y participábamos de exhibiciones y campeonatos en el Colegio, en la Universidad Santa María o en el Club Manquehue en Santiago, Hansi era indudablemente el mejor, lo que lo motivó a estudiar la carrera de educación física en la Universidad de Chile, una vez egresado del Colegio, por lo que ya no pudimos compartir tanto. Un año y medio después de nuestro egreso del Colegio, en julio de 1959  cuando yo estaba esquiando con un grupo en el Refugio de Los Azules,  nos llegó la noticia del fatal accidente que había sufrido Hans en La Campana. Inge, la hermana de Hans formaba parte del grupo, y me tocó la triste misión de acompañarla de regreso.

Hansi fue un gran deportista y un excelente compañero y amigo. Era una de esas pocas personas que espontáneamente experimentan y expresan la alegría de vivir y contagian con ello a quienes los rodean. En su memoria hemos plantado esta palma chilena. Poco tiempo después del accidente, Edith Hammersley le dedicó a Hans un poema en alemán que fue publicado nuevamente por Kurt Claussen en el Condor en noviembre 2019, y del cual me permito ofrecerles una traducción libre al castellano, como sigue:

Como rayo de sol al mundo has llegado

Para algo elevado parecías destinado.

En la cordillera y los cerros te dabas maña

Para acercarte a Dios en la montaña.

Pelo rubio, ojos azules, tan animoso, alegre y siempre muy generoso.

La felicidad de la vida, seguro así pensaste,

Está en el camino que con entusiasmo iniciaste.

Tu corazón y espíritu lleno de melodías

No dejaban lugar a tristeza o melancolías.

En tu cercanía todos estaban contentos

Tus innumerables
amigos siempre atentos.

Cuando nieve blanca cayó en la montaña

la naturaleza te llamó a ver su hazaña.

Animoso y confiado hiciste tu camino cantando,

Junto al susurro de arroyos, por  sendas caminando,

Contemplando
praderas verdes, bosques y arbustos

Escuchando los pájaros cantando, que era un  gusto.

Y tras llegar a la cima,  desde un remanso

caminaste sin saberlo a tu eterno descanso.

Eras demasiado bueno para esta vida que escogimos

Que sin ti ya no es la que pretendimos.

Estás ahora  junto a Dios todopoderoso observando el
mundo y  su devenir pavoroso.

Los designios de Dios son insondables,

Y sus decisiones incuestionables,

Pero nadie es capaz de prever el futuro:

Quizás te ahorraste vivir algo más oscuro.

Fotografía: izquierda a derecha: Lolo Lorber, Hans Hoffmeister y Kurt Claussen, luego de haber completado la ruta de la gotera en la pared de La Campana en 1956. 

Hans fallece en un descenso de La Campana en 1959.